La marea es uno de los movimientos más importantes del mar. Está provocada por la fuerza de atracción de la Luna y del Sol sobre las masas de agua la Tierra.
La marea alta se llama pleamar o flujo, y la marea baja, bajamar o reflujo. En los lugares de la Tierra sucesivamente más próximos a la Luna (debido a la rotación mutua de las dos), la fuerza de atracción que la Luna ejerce en esa zona de la Tierra es más fuerte sobre el agua que sobre la corteza terrestre. Esto se debe a que la corteza terrestre, además, está sometida a la fuerza de atracción ejercida en el centro de la Tierra.
La marea (el mar), entonces, es “alta” en ese lugar más cercano a la Luna, y lo mismo ocurre en el punto diametralmente opuesto de la Tierra (el más alejado de la Luna), pues la fuerza de atracción de la Luna tiene menos intensidad que sobre la corteza terrestre.
En cambio, a medio camino entre estos dos puntos, se produce la marea baja en los dos lugares diametralmente opuestos. Este desplazamiento de masas de agua en la superficie terrestre está provocado por la resultante local entre esas dos fuerzas, las fuerzas generadoras de las mareas.
Como la Luna realiza una vuelta completa alrededor de la Tierra en 27 horas 7 minutos y 43 segundos, por eso se producen dos mareas altas en cada punto de la Tierra en el transcurso de este período. El intervalo de tiempo que separa dos mareas altas es, por tanto, de 12,42 horas, y el intervalo de tiempo que separa una marea alta de una marea baja es, pues, de 6,21 horas. Este intervalo de tiempo se llama marea semidiurna.
El Sol también ejerce una fuerza de atracción, pero como está muy alejado su fuerza (a pesar de su importante masa) sólo corresponde al 46% de la fuerza ejercida por la Luna. La acción del Sol puede oponerse localmente a la acción de la Luna, resultando entonces que las mareas altas sólo ocurren una vez al día, se trata de una marea diurna.
Durante la Luna llena y la Luna nueva, la Tierra se encuentra en línea recta con la Luna y el Sol (la Luna y el Sol están en conjunción); en estas circunstancias las acciones de estos dos cuerpos se refuerzan mutuamente dando lugar a la marea máxima, llamada marea viva. Pero cuando la Luna y el Sol (fases de la Luna) actúan de manera que sus efectos de contrarresten, se produce la marea mínima, o marea muerta, es decir que los niveles entre mareas altas y bajas se diferencian poco.
La profundidad del mar y las masas continentales actúan sobre la velocidad de onda de la marea, así como sobre la amplitud de las mareas. En los mares cerrados puede producirse un fenómeno de interferencia si la onda de marea llega de dos lugares al mismo tiempo. También pueden producirse interferencias con otro tipo de ondas. La amplitud puede alcanzar entonces 20 metros cuando la marea provoca oscilaciones propias, las seiches.
El roce de la marea con el litoral y con el fondo de los océanos consume lentamente la energía de rotación del globo. Algunos científicos creen que las mareas frenan la rotación de la Tierra, que ha pasado de 4 horas hace miles de millones de años a las 24 horas actuales. Este frenar habría dado origen a un movimiento más rápido de la rotación de la Luna y a su continuo alejamiento de la Tierra, alejamiento que provoca, a su vez, por reciprocidad, una disminución en el fenómeno de las mareas.
Fuente: Focus, La Técnica y la Materia, Editorial Argos, Barcelona
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