En 2006, cuando terminaba su gobierno, el nivel de aprobación creció sorprendentemente. Se fue -diríase- por la puerta grande. En la campaña para un eventual segundo período, por el contrario, su posición en el primer lugar de las encuestas es cada vez más frágil. Alejandro Toledo, candidato a la presidencia por Perú Posible, analiza los últimos momentos de la campaña.
Cada día es más corto que el anterior para Alejandro Toledo y su equipo de trabajo. Al cierre de esta edición, ellos recién habían regresado de un viaje relámpago por Chimbote, Huaraz y el Callejón de Huaylas. “¿A Cabana? No, no fuimos, queda aún mucho más lejos”, explica el candidato, que intenta ahora recuperar votos perdidos luego de que, según indican las últimas encuestas, la distancia sobre los otros postulantes a Palacio de Gobierno es cada vez más reducida.
-En el fútbol se dice que no hay nada peor que ir ganando 2 a 0, porque con esa ventaja uno se confía, baja la guardia y si el rival anota un gol, uno demora en reaccionar. ¿Se confiaron en esta última parte de la campaña? ¿Creyeron que ya habían ganado?
-No, no hubo un exceso de confianza. Como en todo partido, al que está ganando hay que golpearle las canillas. El problema es que en este partido hay muchos jugadores que participan, todos hacen un cargamontón, y las canillas duelen. Además, ha habido una recomposición de los demás candidatos, los de más abajo. El partido no ha terminado; a Dios gracias seguimos adelante todavía. Sé que la diferencia se ha acortado, pero hemos hecho los ajustes necesarios.
-El psicoanalista Max Hernández afirma que una campaña política es un ejercicio de catarsis colectiva, y que en ese escenario el menor error puede tirar todo abajo. ¿Qué errores concretos ha habido en su campaña?
-Pudimos haber hecho mejor el ajuste, pudimos haberlo hecho en el momento en que se recomponían los números. Al frenarse Luis Castañeda, el flujo de los votos cambió, y otros candidatos han cambiado de posición; ha habido una recomposición. Este es un campeonato donde hay muchos equipos, y hubo nuevos puestos de cada equipo: eso afectó. Pero, sin ninguna soberbia, yo diría con una gran dosis de humildad que trabajaremos duro, muy intensamente, y lo vamos a hacer hasta el último segundo. Viene mi cumpleaños (ayer, 28 de marzo, cumplió 65 años), y ese día lo celebraré en la cancha, trabajando, haciendo campaña.
-Siguiendo con las metáforas futboleras, ¿habrá cambios en el equipo antes de que termine el partido?
-De ninguna manera; el equipo se mantiene. No sé de dónde sacaron que Carlos Bruce ya no es jefe de campaña. Él tiene mi absoluto respaldo. Hay cambios de estrategia, no en el equipo.
-Hace unos días dijo que cada uno tiene su propia locura, y que la suya es volver a ser presidente. ¿Por qué regresa? ¿Para qué regresa?
-Tengo una agenda pendiente. En el primer gobierno me dediqué con mucha persistencia a revertir la economía para poner la casa en orden. Lo dejé servido y, cuando estaba listo para cosechar, tuve que salir porque terminó mi gobierno. Sin embargo, y aunque hicimos algunos programas sociales como Juntos, y aunque aumentamos los sueldos de los profesores, no hubo suficiente tiempo para darle más impulso al tema social. Regreso porque tengo una agenda pendiente.
-Otros podrían decir que extraña el poder. No hay nada más adictivo que el poder.
-No… Yo ya tuve el privilegio de conducir los destinos del país durante cinco años. Yo estoy cómodo afuera; si me permite la inmodestia, soy un hombre que viene de abajo y tuvo éxito, ya lo tengo, ya fui presidente. Regreso porque tengo esa deuda pendiente con mi país y porque tengo trabajos inconclusos que quiero terminar.
-Fuera de la agenda que dice tener pendiente, hay asuntos extrapolíticos que aún hoy siguen generando un fuerte rechazo. Uno de ellos es su entorno familiar.
-En ese entonces la prensa fue muy adversa. Recuerde que aún existía una prensa que fue capturada por Montesinos y Fujimori, había directores de medios -no todos- y periodistas. Entonces, si algún miembro de mi familia buscaba trabajo en el sector público se armaba un gran escándalo. Le puedo asegurar que en mi gobierno no encontrará ningún ‘faenón’.
-¿Y Eliane, su esposa? A ella se le criticó no solo por inmiscuirse más de la cuenta durante su gobierno, sino que era una funcionaria más, hasta tenía su propio equipo de prensa...
-Ella me acompaña en la campaña (al momento de la entrevista ella regresaba de España). Eliane tiene una cátedra en la Universidad George Washington y en la Universidad de Salamanca, en España. No está en la campaña, no forma parte del comando de campaña, pero me acompaña adonde voy. Ella es mi compañera, mi soporte, es una mujer que admiro mucho, que quiero. Eliane tendrá un rol menos preponderante en lo político durante mi gobierno porque, además, ella quiere continuar con sus actividades académicas.
-Otra persona que también estuvo muy cerca de usted fue Pedro Pablo Kuczynski, con quien mantiene un duelo aparte, aunque en su gobierno fue su mano derecha. ¿Lo convocaría a su gabinete?
-Yo no descarto nada. Lo único que sé es que en mi gobierno convoqué a las mentes más lúcidas, a los profesionales más probos, para que formen parte del equipo, sabiendo que no eran miembros de Perú Posible. El 85 por ciento de mi gabinete fue independiente. Para mí, la gente profesional, los técnicos honestos pueden ser convocados. Y voy un paso más allá: a los funcionarios de este gobierno que sean probos los mantendremos, para darle así continuidad a los procesos. El país necesita tener una carrera pública, necesita tener una infraestructura de recursos humanos sin importar quién es el presidente. No lo descarto: Pedro Pablo es una persona muy capaz, fue mi ministro de Economía durante 18 meses, luego fue primer ministro. Y podría convocar a mis ex ministros también; ya tienen experiencia de Estado, experiencia de Gobierno.
-¿Cuál sería su primera medida concreta si llega otra vez a Palacio?
-Lo primero será asegurarme de que consolido el crecimiento económico, que no se me desvía nada el manejo económico. Aseguraré que el crecimiento que estamos
“Pudimos haber hecho mejor el ajuste en la campaña. Al frenarse Castañeda Lossio, el flujo de los votos varió”.
“Eliane es mi compañera, mi soporte, es una mujer que admiro mucho. Ella tendrá un rol menos preponderante en lo político durante mi gobierno”.experimentando se consolide, y para eso hay que manejar la política fiscal, la política monetaria. Necesitamos ensanchar la base tributaria para tener más ingresos y poder invertir más en el área social. Cuando eso esté seguro, entrará al plan de transformar la producción; quiero crear ciudades del conocimiento, a las que pueda traer a peruanos que están afuera, juntarlos con profesionales de aquí, darles ventajas tributarias, darles facilidades. Yo no quiero vender solo cobre, quiero vender alambre de cobre.
-A lo largo de su campaña ha ofrecido duplicar el sueldo de los maestros, aumentar el de los policías y funcionarios del Estado. ¿Con qué dinero piensa cumplir esas promesas? ¿Con un eventual impuesto a las sobreganancias mineras, por ejemplo?
-No necesariamente.
-¿Hay dinero en el erario como para ofrecer lo que está ofreciendo?
-Sí, primero que nada, hay dinero. Pero hay que asegurarse. Uno no puede gastar más de lo que tiene como ingreso, eso es el ‘abc’ de cualquier economía. Se trata de repriorizar el gasto del presupuesto. El Perú es un país clasificado como de ingreso medio-bajo, y los países con esa clasificación tienen un promedio de recaudación fiscal del 19 por ciento como proporción del producto bruto interno. Nosotros estamos en 15 por ciento. En mi Gobierno lo llevé de 11 a 15 por ciento, y sigue en 15 por ciento. Podemos elevar la recaudación fiscal y tendremos más recursos. ¿Cómo? Ensanchando la base tributaria, formalizando. Si subo de 15 a 19 por ciento tendría para aumentar sueldos en todo el sector público.
-¿Qué tanto puede afectarle, en un eventual segundo período, la reducción del IGV en un punto porcentual y la posible reducción del ISC por parte de la administración actual?
-Lamento mucho que a cuatro meses de irse haga esto. Su motivación política es complicada. Lo cierto es que deja un hueco de S/.3 mil millones; ahí está representado ese 1% del IGV disminuido: me deja la caja con menos dinero. Y no se trata de volver al 19 por ciento, necesariamente, sino de aumentar la recaudación fiscal. La segunda fuente de ingresos será la Sunat, que tiene S/.14 mil millones de soles en cuentas por cobrar; solo si cobramos el 50 por ciento tendremos S/.7 mil millones que me bastan para cubrir los costos del aumento a profesores, a policías y a funcionarios públicos. ¿Por qué ellos? Por la paradoja de tener dinero y no tener capacidad de gestión pública. Los mejores funcionarios se fueron cuando el presidente Alan García redujo los sueldos y, como tenemos un sector privado boyante, las empresas se los llevaron.
-Su eslogan de campaña “Lo hizo, lo hará” puede ser leído en muchos sentidos. Hay cosas que el elector promedio no quiere que vuelva a hacer: viajes a Punta Sal, esos gestos frívolos...
-Una ventaja es que ya tengo experiencia de gobierno. No puedo decir que no habrá errores: no están eligiendo a un papa (que también se equivoca), sino a un ciudadano de carne y hueso. La ventaja es que ya fui presidente, tengo la experiencia y trataré de evitar errores, no cometeré los mismos que ya cometí.
-La campaña está a punto de terminar, al menos la de la primera vuelta. A su parecer, ¿Alan García se involucró más de lo que debía?
-Lamentablemente, mucho. Incursionó indebidamente al tener candidatos preferidos, y lo dijo en público. Creo que hizo mal y lo reconocerá.
-¿Está convencido de que pasará a segunda vuelta? Las cifras están cada vez más apretadas...
-En los momentos difíciles es cuando mejor reacciono. Siempre he estado al filo de la navaja. He sobrevivido a todo, a la muerte; soy el octavo hijo: los siete primeros murieron. Cada paso que he dado ha sido una lucha. Soy un guerrero, un sobreviviente.
FUENTE: Revista Cosas Perú. |