Caminando como hormigas, los obreros trabajan con la precisión de los músicos de una orquesta. Transportan vigas, instalan sillas, terminan de adecuar la iluminación y el enorme equipo con el que el escenario del Gran Teatro Nacional se convertirá, a más tardar en diciembre de este año, en el más completo e innovador recinto de su tipo en Sudamérica.
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La noche del sábado el auditorio fue testigo de una velada memorable, en la que, ante un pequeño número de asistentes, destacados tenores y sopranos extranjeros cantaron una serie de arias bajo la dirección del peruano Miguel Harth-Bedoya. Antes que una inauguración extraoficial del espacio, la actividad sirvió para probar las cualidades de la tecnología que allí se ha instalado, atributos que el propio Juan Diego Flórez elogió en mayo pasado, durante una breve inspección del recinto.
“La importancia del teatro radica en su multifuncionalidad”, explica Diana Abarca, gerenta del proyecto del Consorcio Gran Teatro Nacional; esto es, usar todas las tecnologías disponibles en el mercado y unirlas para que en el escenario se puedan presentar óperas, conciertos de orquestas de música de cámara o sinfónicas, piezas de danza clásica y moderna, musicales, así como espectáculos de jazz, blues, música popular y étnica.
LA ÚLTIMA TECNOLOGÍA
Además del teatro de San Borja, Abarca explica que el proyecto contará con un edificio que albergará al Coro y al Ballet Nacional y a la Orquesta Sinfónica Nacional.
El auditorio, agrega, cuenta con dos equipos de acústica y de tecnología teatral de última generación. El primero incluirá, entre otros elementos, un sistema de cámaras de reverberación que adecuarán el sonido a los distintos espectáculos. “Las cámaras nos permitirán transmitir con la mejor calidad lo que necesite cada actividad: con la ópera, convertiremos el auditorio en una sala seca porque en este tipo de espectáculos se necesita entender lo que los artistas dicen; mientras que en un concierto lo que se quiere es que haya una buena reverberación para que los sonidos de los instrumentos se mezclen”, explica.
El sistema de tecnología teatral permitirá, a su vez, cambiar hasta ocho escenografías en muy poco tiempo por medio de ascensores instalados en el escenario, esconder a la orquesta cuando –por ejemplo– se presente una ópera o lograr la capacidad máxima de butacas del auditorio a través de un complejo e insonoro sistema mecánico.
En cuanto al edificio de ensayos, las tres agrupaciones nacionales contarán con espacios adecuados para su trabajo –hasta ahora, estas ocupan algunas áreas del Museo de la Nación–, con pisos flotantes y una acústica óptima y en los que, inclusive, se podrán realizar espectáculos. “Queremos que los elencos internacionales que vengan sientan que están en un teatro con la calidad que se exige en el exterior”, señala Abarca.
FACHADA MONUMENTAL
Pero las cualidades del teatro no concluirán en la última tecnología instalada en él. Si bien este punto fue responsabilidad del arquitecto brasileño Jose Nepomuceno, director de Acustica & Sonica, una prestigiosa compañía especializada en ingeniería de sonido; su colega peruano Alfonso de la Piedra se encargó de rescatar la historia de nuestro país en el diseño, la fachada y los interiores del espacio. “El arquitecto usó distintos tipos de materiales para hablar de nuestra historia –comenta la ingeniera–. Por ejemplo, usó el cobre para simular la pechera del inca; el mármol travertino y la piedra de talamoya… y las alfombras de cada piso nos recordarán al mar peruano”.
En los próximos meses, los trabajos en el Gran Teatro Nacional se centrarán en culminar la fachada y el edificio de ensayos y en realizar pruebas y ajustar la calidad de la acústica del escenario. A nosotros nos queda esperar la llegada del tenor Plácido Domingo, voceado para inaugurar el local en diciembre.
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