miércoles, 4 de mayo de 2011

Muerto bin Laden, ¿seguirá EEUU con su plan en Afganistán?

Secretario del Exterior paquistaní Salman Bachir, derecha, viceministro del Exterior afgano Jaweed Ludin, centro, y representante especial de EEUU en Pakistán y Afganistán, Marc Grossman, se estrechan las manos antes de una conferencia de prensa en Islamabad, martes 3 de mayo de 2011. La muerte de Osama bin Laden complica una situación ya compleja: cómo empezar a poner fin a la guerra en Afganistán.  Foto: B.K.Bangash / AP Secretario del Exterior paquistaní Salman Bachir, derecha, viceministro del Exterior afgano Jaweed Ludin, centro, y representante especial de EEUU en Pakistán y Afganistán, Marc Grossman, se estrechan las manos antes de una conferencia de prensa en Islamabad, martes 3 de mayo de 2011. La muerte de Osama bin Laden complica una situación ya compleja: cómo empezar a poner fin a la guerra en Afganistán.
04 de mayo de 2011 Foto: B.K.Bangash / AP

ROBERT BURNS y DONNA CASSATA
La muerte de Osama bin Laden complica una decisión de por sí difícil para el presidente Barack Obama: cómo empezar a poner fin a la guerra en Afganistán, que ya lleva casi un decenio. La razón simbólica para continuar la guerra —capturar al líder de al-Qaida y vengar el 11/Sep, ha desaparecido.
Antes de la incursión que mató a bin Laden, crecían las presiones en el Congreso y otros ámbitos para reducir la envergadura y el costo de la presencia militar en Afganistán.
Esto se correspondería con el deseo de Obama de dejar atrás Afganistán al iniciar en los próximos meses un retiro gradual de las fuerzas en acuerdo con los socios de la OTAN, pero también podría enfrentarlo con los jefes militares, que abogan por un retiro más lento y un compromiso militar más prolongado que, opinan, reduciría las probabilidades de una nueva desintegración del país asiático.
Los comandantes temen desperdiciar los avances arduamente conquistados en el campo de batalla, en particular los logrados el año pasado con el arribo de 30.000 efectivos adicionales.
El Talibán ha anunciado una nueva ofensiva con el objetivo de socavar el gobierno afgano, desacreditar sus fuerzas de seguridad y expulsar a las fuerzas extranjeras.
Los más altos funcionarios del gobierno han jurado no abandonar Afganistán al tiempo que se reduce la presencia militar y esa lógica rectora no cambia con la eliminación de bin Laden. Recuerdan las consecuencias de la decisión de Washington en 1989, de irse del país tras el derrumbe de la ocupación soviética: se produjo el caos y el ascenso al poder del Talibán, que proveyó a al-Qaida de una plataforma de lanzamiento para el terrorismo global.
Temen que se repetiría el patrón con el retiro próximo de Estados Unidos, al dar a los terroristas un refugio y obligar a un futuro presidente a repetir la invasión.
"Nadie quiere más que yo que (las fuerzas estadounidenses) se vayan y regresen a casa, pero no quiero que tengan que volver", dijo a la prensa el senador Lindsey Graham, un defensor acérrimo del plan de Obama de mantener las fuerzas hasta por lo menos 2014. Su consejo al presidente: "Siga con el plan que ya tiene".
Según el presidente republicano de la cámara baja, John Boehner, quien viajó a Afganistán, Irak y Pakistán el mes pasado, está claro que el plan del gobierno funciona. "No quiero que tomemos medidas que pongan en peligro los avances logrados", dijo a un puñado de reporteros.

FUENTE: Terra

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