miércoles, 4 de mayo de 2011

Obama ordenó ataque a Bin Laden sin el consenso de sus colaboradores

El presidente de EE.UU. solo tenía el 60% de garantías de que el cabecilla de Al Qaeda se refugiaba en la casa de Abbottabad, Pakistán
Miércoles 04 de mayo de 2011 - 07:10 am 9 comentarios
Barack Obama
(Flickr de la Casa Blanca)
Sin duda la orden de atacar la mansión en donde se refugiaba Osama Bin Laden fue una de las decisiones más difíciles que le tocó tomar a Barack Obama desde que asumió la presidencia de Estados Unidos. Y no era para menos: el mandatario del país más poderoso del mundo no tenía el consenso de sus colaboradores más cercanos para realizar la operación y solo tenía el 60% de garantías que el líder de Al Qaeda se encontraba en aquella casa de Abbottabad (Pakistán).
¿CÓMO ACTUAR?
Según información difundida por el diario español “El País”, decidir si atacaban o no la vivienda de Bin Laden y la forma cómo se iba a realizar la denominada Operación Gerónimo fue una tarea que demandó días de meditación a Obama, sobretodo porque podría haber conducido a enfrentamientos con las tropas paquistaníes.
El director de la CIA, Leon Panetta, solo ofrecía el 60% de garantías de que Osama Bin Laden estaba en la casa de Abbottabad, pero aún así recomendaba ejecutar el ataque.
“Yo le dije que, tomando todo en consideración, tenemos la mejor evidencia desde la batalla de Tora Bora, y eso nos dejaba claro que teníamos la obligación de actuar”, señaló ayer Panetta en una entrevista.
Sin embargo no todos los colaboradores más cercanos de Osama pensaban como Panetta. Robert Gates, secretario de Defensa, recomendó un bombardeo con aviones B-2 para asegurar la destrucción de la casa ubicada a 60 kilómetros de Islamabab. Esto ante la advertencia de las inmensas dificultades de la realización de una operación terrestre.
OPCIONES PARA LA OPERACIÓN GERÓNIMO
Así el gobierno estadounidense tenía tres opciones: asaltar con comandos por tierra, el bombardeo con aviones B-2 y una operación en conjunto con las fuerzas armadas de Pakistán. EE.UU. desechó la posibilidad de trabajar junto al ejército pakistaní pese a los riesgos que esto implicaba: que Pakistán ataque lo que pudo haber sido considerada una fuerza invasora.
“Estaba decidido que cualquier intento de trabajar con los paquistaníes hubiera puesto en peligro la operación; podrían haber alertado al objetivo”, confesó el director de la CIA.
La segunda opción que Obama estudió fue la del bombardeo desde el aire, una alternativa que se perfilaba como la más sencilla. La fuerza aérea le informó que para asegurar la destrucción se necesitarían, por lo menos, unas 32 bombas de una tonelada cada una, lo cual haría que los cuerpos estén tan devastados que su identificación sea casi imposible.
El presidente de EE.UU. advirtió que una operación de esa magnitud haría imposible que su país demostrara al mundo que habían acabado con el líder de Al Qaeda. Fue así que, pese a todos los riesgos que significaba, explicaron a Obama cómo sería la intervención de los SEAL, la fuerza de élite de la Armada asignada al Comando Conjunto de Operaciones Especiales.
Aún así las dudas existían. Según el viceconsejero de Seguridad Nacional, Denis McDonough, al momento en que Obama comunicó a todos sus colaboradores la decisión tomada “no tenía plena certeza, pero tenía, eso sí, absoluta confianza en que su equipo había trabajado de forma eficaz”.
La última reunión que tuvo Obama para escuchar alternativas fue el 28 de abril –día en que también presentó su partida de nacimiento ante dudas generadas. Ahí solicitó un tiempo para meditar la situación. Pasadas 16 horas, el viernes 29, a las ocho de la mañana, Barack Obama tomó la decisión de ejecutar por tierra la operación más celebrada por los estadounidenses en los últimos 10 años.

Diario El Comercio

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