jueves, 15 de diciembre de 2011

Marco Zunino rumbo a Broadway, el 1er peruano con papel protagónico en Broadway!!


COSAS presenta al primer actor peruano que consigue un papel protagónico en Broadway: Marco Zunino será Billy Flint, el abogado que Richard Gere llevó al cine en “Chicago”, considerada por “The New York Times” la mejor comedia musical de todos los tiempos y el sueño de millones de actores en todo el mundo. En junio, gracias a Preludio, se verá en Lima.
Hace casi 20 años, era un gólmodi con clubes de fans en Argentina, Chile y Centroamérica que pensaba en Broadway como lo inalcanzable. “Cuando escuchaba que alguien había visto alguna obra allí, un poco más y lo tocaba para ver si era real”, recuerda Marco mientras toma un café con leche descremada en un establecimiento miraflorino vecino al mar.
Había tenido un primer contacto con los musicales cuando vio “Annie”, el montaje de fines de los ochenta de Osvaldo Cattone; pero fue a principios de los noventa, cuando fue a ver “Cats” en Buenos Aires aprovechando una de las giras internacionales de “Nubeluz”, que descubrió hasta dónde podía llegar el género. En un país donde el teatro musical era casi inexistente, formar parte del elenco de “Nubeluz” era un camino muy natural para canalizar su pasión. Hoy, Marco ya ha estelarizado más de diez musicales y es un actor de carrera que, a diario, estudia sus guiones, ensaya, va a lecciones de canto, toma clases de speech, asiste a las grabaciones de “Al fondo hay sitio” y se mantiene en forma entrenando en el gimnasio, la única actividad de su rutina que detesta.
–¿Cómo te alcanza el tiempo para hacer tantas cosas?
–No me preguntes, vivo cansado pero feliz. No creo que exista una misma fórmula para todos, pero la mía es esa: trabajar. Para tener una buena carrera, no necesitas ser protagonista de telenovela. Nunca en mi vida he protagonizado una y soy mucho más conocido que gente que sí lo ha hecho y sabe Dios dónde andará –responde quien, de chico, quería ser un galán.
Mientras vivió en Estados Unidos, de 1999 al 2005, no solo se dedicó a estudiar teatro clásico y musical en el conservatorio A Circle in the Square de Nueva York; también trabajó de mesero, limpió teatros y fue recepcionista en uno de los hoteles más famosos de Los Ángeles, el Chateau Marmont, donde a diario se topaba con estrellas como David Beckham, Harrison Ford, Cameron Díaz y Christina Aguilera. Era un actor más en una ciudad donde todos lo son, haciendo un trabajo que nadie quiere mientras espera que llegue su oportunidad.
–Los años que viví en Estados Unidos me enseñaron a trabajar mucho, y eso me da seguridad. Sé que después de haber vivido en Nueva York y Los Ángeles, no me voy a morir de hambre –me dice. A través de los parlantes de la cafetería, se escucha “My Way”, de Sinatra–. Allí aprendí que las estrellas son solo el 2 por ciento, que la mayoría de actores hacen de todo, igual que acá. Puedes graduarte en Juilliard, que es la mejor escuela de artes escénicas que hay, y no por eso tienes garantizado un trabajo.
Pronto volverá a vivir en Nueva York, solo que ahora como actor contratado. Lo que más disfruta de la ciudad es la sensación de libertad que no experimenta en Lima.
–En Nueva York, llegas a una fiesta y eres un don nadie con un montón de nadies. Todo el mundo está solo, todo el mundo quiere conocer gente.
Al principio, le costó adaptarse. Tenía temor de hablar en inglés porque, según él, lo hacía como Tarzán. Se sentía solo.
–Aunque suene a cliché de actor, soy una persona muy emotiva. No entendía qué me pasaba hasta que llamé a mi psicoterapeuta de Lima y me di cuenta de que era la soledad. Creo mucho en la psicoterapia. Es importantísima para entenderme a mí mismo y a la gente de mi entorno, y para aceptar cuáles son mis taras, qué elementos no me permiten disfrutar. Una de las cosas que todavía no he terminado de aprender es a ser feliz estando solo.
Alza su mirada circunspecta y le hace una seña a la azafata. “Amiga, otro latte”, pide con cortesía. “Me encanta decir ‘amiga’”, comenta.
–En una época, siempre me levantaba como si me hubieran agarrado a palos el día anterior. No me daba cuenta de que eso era depresión, pensaba que tenía un problema corporal, que yo era así, hasta que empecé a ir a terapia y un día me levanté con ganas de hacer las cosas. Si pudiera elegir, en una me sacaría la depresión de encima. Los antidepresivos ayudan, pero tampoco te solucionan la vida. Es todo un proceso. En mi caso, pasé por tres pastillas antes de llegar al Zoloft, que es la que mejor me viene.
Después de la temprana muerte de su padre, que tuvo lugar cuando él tenía 19 años, se convirtió en un niño adulto que tomaba decisiones propias de los mayores. Había dejado atrás su paso por “Nubeluz”, actuaba en telenovelas y ganaba más dinero que la mayoría de chicos de su edad. La precocidad con que había iniciado su carrera actoral se trasladaba a su vida personal. Sin buscarlo, sobre Marco recayó todo el peso de la responsabilidad familiar. “Si pasaba algo, todos volteaban a verme a mí”, recuerda. Cuenta que el otro día encontró una antigua foto de su viejo en la que sale igualito a él.
Su papá era un tipo estricto que lo adoraba. “Nos enseñó a respetar a mi mamá. Incluso, podían estar peleados, pero si él escuchaba que discutíamos con ella, sentías una sombra detrás. Estaba esperando a que le faltáramos el respeto a mi madre para meternos una cachetada”.
REVISTA COSAS

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